Relaciones amorosas secretas, acuerdos de negocios complicados y negociaciones políticas: el opulento Hotel Sacher de 5 estrellas de Viena ha sido un sitio popular para misiones delicadas desde su apertura en 1876.
Después de estar cerrado 10 semanas por la pandemia de coronavirus, el hotel espera atraer a los huéspedes en su reapertura del viernes aprovechando su tradicional discreción.
“La idea de salir pero no ser visto por nadie ha acompañado al hotel Sacher desde el principio”, dijo el director gerente Matthias Winkler.
Hasta cuatro personas con dos niños pueden alquilar una de las 152 suites o habitaciones del hotel durante hasta tres horas y disfrutar el desayuno, almuerzo o cena servidos por un mayordomo privado. Los precios son de 45 euros (50 dólares) por persona por el desayuno y a partir de 75 euros el almuerzo y la cena.
Refiriéndose a las experiencias posteriores a los ataques del 2001 en Nueva York y a la crisis financiera, Winkler supone que pasarán entre tres y cuatro años y medio antes de que los ingresos alcancen los niveles previos a la crisis. Usualmente más del 90% de los huéspedes del hotel vienen del extranjero.
Los cerca de 800 empleados del Grupo Sacher se encuentran bajo un régimen de trabajo de corta duración introducido por el gobierno para salvar empleos. El personal entregará su característico pastel Sacher-Torte a domicilio y venderá un nuevo helado recién creado para impulsar las ventas.
Pero Winkler dijo que se necesitará una extensión del esquema de empleos, vigente hasta mediados de septiembre, hasta bien entrado el año próximo para evitar despidos.