Tass, la agencia estatal de noticias rusa, acaba de publicar una entrevista con Zhang Hanhui, el embajador chino en Rusia, en la que este anuncia que su país está dispuesto a ceder repuestos de aviones para la flota occidental rusa, que está hoy aislada del mundo y que pronto va a tener que empezar a canibalizar para que siga operando (Rusia: “La mayor sustracción de aviones de la historia”).

En estos cuatro meses de guerra, China no había dado siquiera a entender que pudiera ayudar a Rusia en este tema, en parte porque muchos de los aviones son propiedad de arrendadoras situadas en Irlanda, pero cuyo máximo propietario son bancos chinos.

Sin embargo, Tass acaba de destapar la bomba, aunque no da detalles precisos. La entrevista tuvo lugar el pasado 16 de junio en San Petersburgo, donde está teniendo lugar un foro económico.

El problema de fondo es el siguiente: Rusia se quedó con unos 400 aviones Boeing, Airbus y alguno Embraer que tenía alquilados en Occidente. Esos aparatos, que no pueden volar fuera de sus fronteras porque sería confiscados, no tienen repuestos en el país, por lo que su vida futura es limitada. Hasta ahora nadie se ha comprometido a aportarlos, en parte por la presión occidental. El único que podría hacerlo sin grandes riesgos era China. Y ahora tenemos la respuesta. O la nueva respuesta, porque hasta ahora China miraba para otro lado.

Yuri Borisov, el viceprimer ministro ruso, dijo hace pocos días que los aviones occidentales podrían llegar a volar cinco años, se entiende que usando repuestos de otros aviones. Pero si China llega realmente a cambiar de postura, entonces las cosas cambian.Por otro lado, Rusia había anunciado que ponía en marcha un plan de fabricación de repuestos, pero nadie en Occidente se toma en serio la posibilidad de que estos sean fiables, especialmente en piezas delicadas (Rusia: permiso para reparar los aviones de Boeing y Airbus).