Este verano para muchos es el de la recuperación de los grandes viajes, esos que durante los dos últimos años habían quedado aplazados. Hay ganas de escaparse lejos. Así que la temporada estival de 2022 también es esa en la que los aeropuertos vuelven a vibrar como en tiempos prepandémicos. A esa estampa se han sumado huelgas y horas de espera en los aeropuertos. Pero como dice el refrán, las penas, con pan, son menos. Así que si le tocan colas y tiempos muertos antes de subirse al avión, mejor afrontarlas con el estómago lleno. Aquí ofrecemos algunas de las mejores pistas en aeródromos repartidos por todo el mundo.
Airbräu Brewery es una cervecera ubicada en el aeropuerto internacional de Múnich-Franz Josef Strauss, en Alemania; la primera de sus características abierta en el mundo. Desde hace más de 20 años —arrancó en 1999— fabrica sus cervezas conforme al Decreto de Pureza de 1513, utilizando lúpulos locales de la famosa región de Baviera, Hallertau. El lugar recrea la atmósfera de un típico pub bávaro donde la bebida se sirve acompañada de cocina de proximidad: platos tradicionales, como cerdo asado y albóndigas, junto a propuestas culinarias más internacionales. Cuenta con un enorme espacio exterior cubierto que presume de ser la terraza techada más grande de Europa, y con un programa de actuaciones en directo que incluye desde música hasta comedia. Además, este es un establecimiento de encuentro no solo de pasajeros en tránsito, también para los vecinos de las áreas circundantes.
El enorme Runway 34 ocupa todo un viejo hangar, completamente remodelado, con vistas al aeropuerto de Zúrich (Suiza). Tiene varios ambientes, todos de estética aérea, en los que las butacas de avión sustituyen a las sillas y los camareros van vestidos con uniforme de tripulación de cabina. En The Hangar Restaurant, el viajero puede picar algo debajo de una aeronave de pasajeros soviética de 1957, mientras que The Wingwalker Barpermite tomar una copa en la propia cabina del aparato.
Sin cambiar de aeropuerto, el Center Bar and Kitchenpropone glamur y lujo asiático, por decirlo en pocas palabras. Sushi, ramen, caviar, champán… y una carta de desayunos donde no falta ni el chocolate (obviamente) ni los cruasanes. Y a todo esto, los aviones despegando y aterrizando al otro lado del ventanal.
Imaginen un bar de barrio atendido por su camarero de confianza, extrovertido, carismático, encantador, que ha estado 54 años detrás de la barra. Ese es el Jet’s Bar (lo de Jet es un apodo, su nombre real es Eden Holland), un local pequeño, amigable, toda una institución que sigue en marcha no en un barrio sino en la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional Philip Goldson de Belice, frente a las puertas de embarque de Southwest y United Airlines. Sus paredes lucen tan abigarradas de los recuerdos que los viajeros han ido dejando a su paso que ya no cabe ni una pegatina ni una foto más de Jet (sonrisa, pulgares arriba) con alguno de sus clientes. El propietario, de 84 años, ha dado el relevo a su hija y a su nieto, que mantienen el espíritu viajero del lugar y la oferta culinaria: perritos calientes y, para beber, exclusivamente Belikin, que es la cerveza del país caribeño.
El Gordon Ramsey’s Plane Food es el local que el mediático chef británico (presentador original del formato televisivo Pesadilla en la cocina) tiene abierto en la Terminal 5 del aeropuerto de Londres-Heathrow. Funciona entre las cinco de la mañana y las nueve y media de la noche, para desayunos, almuerzos y cenas, que pueden ser de picoteo o a la carta. También prepara comida para llevar, lo que es una buena alternativa si uno quiere evitar la comida de avión (el chef ha dicho en alguna ocasión que él nunca come lo que le ofrecen). En su página web se comprometen a preparar un menú con dos platos en menos de 25 minutos.
En el aeropuerto de Taiwán Taoyuan destaca el Chun Shui Tang, donde se pueden degustar especialidades locales como los fideos chinos hechos a mano, arroz, ollas calientes, pastel de rábano o bocadillos. Pero quizás el reclamo principal de este café y restaurante tradicional taiwanés sea su bubble tea (o té de burbujas o té de perlas), con varios sabores, y servido en vaso con pajitas largas y gruesas. De hecho, es uno de los establecimientos que reclama haber inventado esta bebida de té frío con unas bolitas gelatinosas de tapioca (o boba).
Can Terra, que en la isla balear es un referente ubicado a escasa distancia del puerto, y ya tenía restaurante en Palma (Mallorca) cuando abrió en 2017 sucursal en el aeropuerto ibicenco, el Can Terra Aire. La fórmula es la misma que la de sus hermanas mayores: un lugar de encuentro informal para compartir pintxos y tapas de calidad. También sirve desayunos (café con bollería, zumo natural y medias tostadas), ensaladas y platos más contundentes, que van de la ración de queso o jamón ibérico a las chuletillas de cordero con un toque de lima y sal Maldon, el secreto Ibérico de bellota o los lomos de atún o salmón a la plancha con salsa de mayonesa wasabi. Su carta de bebidas (vinos y licores) tiene fama de variada y abundante.
El Bowery, ubicado en el aeropuerto de Ámsterdam-Schiphol (Países Bajos), ofrece comida holandesa, europea y asiática. Su nombre deriva de la palabra holandesa bouwerij, que significa granja, así como de un área y una calle en el Bajo Manhattan (Nueva York), algo que, a juicio de sus responsables, “representa un vínculo perfecto entre el legado holandés y un enfoque cosmopolita”. Sus especialidades son la cocina asiática y la parrilla, y las ofrece en tres cocinas abiertas. Los comensales pueden crear sus propias ensaladas y platos al grill, eligiendo los productos de su preferencia. Cuenta, además, con una habitación especial, Vine Room, forrada de estantes con botellas de suelo a techo, como si fuera un vestidor, pero no de ropa sino de vinos; se destina a eventos privados de enoturismo.
One Flew South es un restaurante y bar ubicado en el Aeropuerto Internacional Hartsfield-Jackson de Atlanta (EE UU) con una mezcla curiosa entre cocina internacional y corazón sureño que sus responsables describen como southernational (juego de palabras con la apócope de sur e internacional). Está inspirado en el budismo zen japonés, pero la barra de mármol rosa en la que se sirve el sushi y la madera de pino del suelo son originarios de Georgia. Y el lema de su menú de cócteles es Salute to the Aeromarine, en referencia a Aeromarine Airways, que entre 1920 y 1924 llevó a pasajeros adinerados de Miami a Nassau y La Habana, a bordo de hidroaviones, para que pudieran beber legalmente durante la Ley Seca.
SF Uncork’d es un espacio moderno, ubicado en el Aeropuerto Internacional de San Francisco (Terminal 3, cerca de la puerta 83), a medio camino entre el pub cervecero y el bar de vinos, donde disfrutar de una cerveza artesanal de California, catar vinos locales o comprar botellas de bodegas californianas para llevarse al avión de regreso a casa. Su propietaria no se anda con chiquitas: “Superamos por mucho las ofertas de vino de los clubes de las aerolíneas, y no soportamos las cervezas aguadas en los bares tradicionales del aeropuerto. Creamos algo diferente”. También tiene refrescos, y carta de tes y cafés. El apartado culinario viene de la mano de tablas de queso y charcutería, así como de hamburguesas, pizzas y sándwiches.
El aeropuerto de Changi, en Singapur, está considerado uno de los mejores del mundo por la calidad de sus servicios (y también como uno de los mayores de Asia en cuanto a movimiento). Este invita a tomarse un refrescante baño en la piscina, más bien pequeña, ubicada en la azotea del Aerotel Airport Transit Hotel, en la Terminal 1. Las instalaciones cuentan con hamacas para tomar el sol, duchas, jacuzzi, toallas y un bar, a pie de bordillo, en el que pedir algo para picar mientras, alrededor, zumban los aviones. La relajante experiencia es gratuita para los huéspedes, pero está abierta al público general, previo pago de 20 dólares de Singapur por adulto (algo más de 14 euros).